La USAF y la Space Force piden inversiones ante el desafío chino
La Fuerza Aérea de EE. UU. urge más fondos para el F-47 NGAD, CCA y disuasión nuclear.
En una comparecencia ante el Comité de Servicios Armados del Senado, los principales líderes del Departamento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos trazaron una hoja de ruta clara: sostener la superioridad aeroespacial frente a competidores estratégicos como China requerirá inversiones sostenidas en modernización, disuasión nuclear, capacidades espaciales y preparación operativa.
Durante la audiencia, el secretario de la Fuerza Aérea, Troy Meink; el jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general David Allvin; y el jefe de Operaciones Espaciales de la Fuerza Espacial, general B. Chance Saltzman, subrayaron que el Departamento se encuentra en un punto de inflexión histórico.
“Estamos inmersos en una carrera acelerada por la supremacía tecnológica frente a un oponente estratégico bien financiado”, advirtió Meink, cuya formación en ingeniería aeroespacial aporta una mirada técnica a los desafíos actuales.
El F-47 y los CCA, pilares del dominio aéreo futuro
Entre las prioridades destacadas figuraron el desarrollo del caza de sexta generación F-47 NGAD (Next Generation Air Dominance), el programa de aeronaves de combate colaborativas (CCA) y las actualizaciones críticas a plataformas en servicio como los F-35 Lightning II y F-15 Eagle.
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Allvin remarcó que el diseño y adquisición del F-47 se apoya en una arquitectura abierta centrada en software, evitando los cuellos de botella asociados a anteriores generaciones de cazas. Esta estrategia busca integrar nuevas capacidades “a la velocidad del software”, reduciendo costos y mejorando la adaptabilidad frente a amenazas emergentes.
“El dominio aéreo sigue siendo esencial para disuadir la agresión, garantizar nuestra seguridad y prevalecer en un conflicto. China no solo moderniza su fuerza aérea, sino que lo hace con la clara intención de reconfigurar el orden internacional”, alertó el general.
Disuasión nuclear y resiliencia operativa
En el ámbito nuclear, los líderes destacaron la prioridad asignada a la fuerza de disuasión estratégica, con especial énfasis en el nuevo misil balístico intercontinental Sentinel, el bombardero furtivo B-21 Raider, y el programa de modernización de la flota B-52 Stratofortress.
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Consultado por los senadores sobre cronogramas y estabilidad presupuestaria, Meink fue enfático: el equilibrio entre preparación inmediata y construcción de capacidades a largo plazo es esencial para sostener la disuasión creíble ante actores como Rusia o Corea del Norte.
Por su parte, Allvin respondió a preocupaciones sobre la vulnerabilidad de las bases avanzadas en el Pacífico, asegurando que el despliegue operativo se está diversificando más allá de Guam para mejorar la resiliencia ante amenazas de precisión de largo alcance.
La Fuerza Espacial alerta por brechas entre misión y recursos
El general Saltzman ofreció un panorama contundente sobre la situación de la Fuerza Espacial de EE. UU., cuyo peso estratégico crece a la par de las amenazas en órbita, pero que enfrenta restricciones presupuestarias crecientes.
“El espacio se ha convertido en la columna vertebral de nuestra seguridad nacional, pero la brecha entre la demanda operativa y los recursos asignados sigue ampliándose. Esto representa un riesgo real para el país”, afirmó, en referencia a misiones críticas como las capacidades espaciales del programa de defensa antimisiles Golden Dome.
Preparación y personal: el otro eje crítico
El general Allvin también expuso los desafíos de disponibilidad en flotas veteranas como la del F-16 Fighting Falcon, con tasas de alistamiento que rondan el 62%, por debajo de los niveles deseables. Para sostener la eficacia operativa, señaló, será necesario invertir de forma sostenida en modernización y mantenimiento.
En paralelo, tanto Meink como Allvin alertaron sobre los problemas de reclutamiento y retención, vinculados a tensiones presupuestarias y a la necesidad de reforzar el apoyo a las familias del personal militar.
“Nuestros aviadores y guardianes son nuestro principal activo. Reforzar su bienestar y formación es indispensable para mantener la ventaja competitiva”, sostuvo Meink.
Defendiendo los cielos
Cerrando su testimonio, los tres líderes coincidieron en que el poder aéreo y espacial de Estados Unidos sigue siendo el factor clave para garantizar la libertad de acción global y la disuasión efectiva en el siglo XXI.
“Ningún otro servicio puede igualar lo que la Fuerza Aérea ofrece: efectos en cualquier lugar del planeta, a cualquier escala y con escasa anticipación. Con su respaldo, podemos mantenernos como piedra angular del poder estadounidense en las próximas décadas”, concluyó Allvin ante los legisladores.
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